miércoles, 31 de octubre de 2012

Devenir de la crisis

 No todos vivimos por encima de nuestras posibilidades.
Ni firmamos engreídas hipotecas,
ni aplaudimos jamás a los chamanes
celebrando su espeso
y público desdén por la pobreza.
No todos emprendimos un viaje
lejano para comprar dos veces una prenda
de vestir casi inútil. No todos olvidamos
la austeridad perdida
de las viejas provincias.
Cambian los tiempos, se pagan los abusos,
se humilla la esperanza, se quebranta
la ilusión del trabajo dócilmente.
Ahora miramos solo nuestro enojo
y creemos que basta con denunciar injustos
procesos de deshaucio
sin hacer otra cosa que volver
indignados a casa cada tarde.
Y la casa nos acoge en silencio. Nos reprueba
la falta de constancia y nos recuerda
la juventud airada que sucumbe
y a veces sin quererlo nos susurra:
Lo peor de este tiempo es que germina
el odio y ese odio termina
por hacernos a todos más culpables.

domingo, 28 de octubre de 2012

Miradas hacia dentro

 

Encuentro en la red esta fotografía en la que se ve a mi padre, Antonio García Orio-Zabala, entrevistando al gran torero Carlos Arruza en una cafetería de Badajoz, probablemente a mediados de los años cuarenta. El Ciclón, sobrino de León Felipe al que se dice que llevaba de viaje por todo Méjico en el coche de su cuadrilla, había vuelto a España en 1944 en base al famoso Convenio Taurino Bilateral. Debutó en Las Ventas un 18 de julio en una corrida presidida por el General Franco y aquello le distanció del brillante exilio español que tanta influencia (y tan beneficiosa) ejercía en su país natal tras la generosa acogida del presidente Lázaro Cardenas.
Esta fotografía me la enseñó hace mucho tiempo mi buen amigo Antonio Galván, el pintor. La tenía porque su padre aparece detrás con corbata y un traje cruzado. Ni conozco a su autor ni conozco a los otros tres personajes que parecen tener, cada uno de ellos, distintas y poderosas razones para encontrarse allí. Mi padre -en aquellos años- colaboraba en el diario Hoy, pero también en algunas publicaciones de la época de larga tradición taurina como Dígame o la revista sevillana Oiga. No sé si coincidirán en el tiempo, pero la imagen cuadra con todo aquel mundo de semanarios gráficos de actualidad que marcaban el ocio de los españoles.
En cualquier caso la imagen es un tanto extraña y entrañable. Transmite una sensación pasajera y esa curiosa intimidad que nos brinda la butaca de un tren de largo recorrido. Al verla, uno desea recuperar la visión de todo el Café y comprobar quienes estaban alrededor de la mesa mirando la conversación, quizá unos pocos, quizá una pequeña muchedumbre ociosa. Consigue trasladarnos una forma de confianza, el ambiente de un espacio perdido pero que a todos nos resulta familiar. Faltan más de veinte años para que Arruza muera en la carretera de Toluca, pero ya hay algo en su porte que delata una vida aventurera y compleja y hasta cierto signo trágico merodeando a su alrededor. Mi padre anota pero da la sensación de que duda y hubiera deseado escribir algo distinto y quiza mejor que su respuesta ...

martes, 16 de octubre de 2012

Lo que el mar hizo



El mar que yo he sentido
como ese gran misterio que nos une
era una soledad preadolescente.
Iba solo hasta él
y solo lo enfrentaba y resumía
con mi exacto silencio.
El mar abría un camino
en mi pecho desnudo y su ternura.
Y el mar no regresaba,
quedaba agazapado si volvía
otra vez a mi infancia.
Mi vida de interior se hizo pequeña
y despertó mi alma
y me quebró la calma para siempre.